sábado, 4 de septiembre de 2010

La ruta del vino y la empanada

El destino era muy claro: salir del país. El viaje atrasado en el itinerario y un frío constante que ya era más que molesto nos empujaba hacia el norte, hacia el calor. Pasábamos seguido de una provincia a otra y los carteles de bienvenida que hay en la ruta nos hacían sentir que avanzábamos e íbamos sumando kilómetros. Hasta que vimos un cartel que tuvo un efecto contrario. Decía: Villa Carlos Paz 400Km. A pocos kilómetros de allí está una de las mejores zonas de escalada de la Argentina: Los Gigantes. Habíamos estado transportando todo el equipo de escalada por 12.000 Km y debido al frío casi que no lo habíamos podido usar. Y eso que estuvimos en lugares como Bariloche y El Chaltén epicentros nacionales de escalada lo que acrecentaba aún más el síndrome de abstinencia. La proposición que le hice a Pao de ir para los Gigantes fue inmediata aunque tímida. Averigüé el pronóstico del clima para la zona y con el dato de que iba a ser bueno la terminé de convencer. Otro desvío más del plan de ruta.

En villa Carlos Paz nació Blanquita (la camioneta) y vivió ahí hasta que nosotros la compramos de manera que volvía como caballo a la querencia. Fue un poco raro pasar de nuevo por el lugar donde en parte se había iniciado el viaje: el día que compramos el vehículo, lo último que nos faltaba para dejar nuestra antigua vida y empezar esta nueva. Lo primero que hicimos fue irnos para el Club Andino Villa Carlos Paz para averiguar. Ahí hablamos con Juan a quien contratamos como guía. En el camino a Gigantes se murió el termómetro del agua del motor que ya venía dando problemas. Igual seguimos camino para arreglarlo luego.

Al llegar hicimos noche y el día siguiente amaneció despejado aunque muy frío y ventoso. Nos reunimos con Juan, el guía, quien trajo un amigo. Mejor para nosotros así podíamos escalar en dos cordadas de dos personas en vez de una de tres. Luego de una caminata de una hora y media llegamos al Cerro la Cruz. Juan fue el primero en subir, luego iría Pao. Si bien la vía era fácil para él, la ascensión se hizo muy lenta por el frío. Todavía era temprano y el sol no le pegaba a la roca. Constantemente tenía que parar para calentarse un poco las manos con el aliento. Luego fue el turno de Pao quien antes de comenzar ya estaba muerta de frío por haber estado dándole seguro desde el suelo a Juan. Trepó cuatro metros y pidió que la bajaran porque no daba más del frío. Con esa temperatura no tenía sentido seguir intentando. Juan bajó en rappel y esperamos un rato que nos diera el sol. El resto del día estuvo templado y pudimos escalar con un paisaje hermoso rodeándonos. Estas paredes se llenan de gente los fines de semana. Como era miércoles no había nadie, solo nosotros, lo que acrecentaba la sensación de quietud propia de esos cerros.


Pao y Juan en el Cerro la Cruz

El jueves llovió todo el día así que fue meta pochoclo, ajedrez y pelis dentro de la camioneta.



El viernes amaneció completamente despejado. Bien temprano partimos hacia otras paredes, esta vez solo Pao y yo. Hicimos la vía “Cristales Voladores” de 50m. En la cima hay una vista hermosa de todo Gigantes y Villa Carlos Paz. Como no podemos con nuestro genio nos colgamos sacando fotos y se fue haciendo tarde.


En el relevo de la vía "Cristales Voladores"



Al caer la tarde nos mandamos a hacer la última vía (60m) y a la mitad se nos fue el sol. La temperatura bajó bruscamente y tuvimos que descender muertos de frío con las manos y los pies insensibles (¡otra vez!).

De ahí salimos para Cafayate con escala en Tafí del Valle y Amaicha, pueblo que se jacta de tener el mejor clima del mundo: 360 días de sol al año en contraposición con El Chaltén quien dice tener el peor clima del mundo. Y bueno, hay que conocer de todo, dicen…

El paisaje junto con el clima y la gente fueron cambiando de una provincia otra. El norte argentino tiene una energía diferente, muy propia. No sé bien que será pero ya lo había notado cuando estuve por allí hace unos años. Atahualpa Yupanqui, quien vivió veinte años en Tucumán lo supo describir así: “Todo lo que tiene de seca la tierra, en compensación lo tiene de jugoso el espíritu del hombre, eso pasa en los Valles Calchaquíes.”

En el instante que entramos a Tucumán empezamos con La Dieta de la Empanada que consiste en poner las empanadas en la base de nuestra pirámide nutricional. El vino también está por ahí cerquita pero el tener que manejar no me permitió darle la importancia que se merece (¡hiq!).


Amor a primera vista

Y ya que estamos hablando de vino, en Cafayate nos fuimos derecho a visitar las bodegas y luego, como era de esperarse, a La Casa de la Empanada. Les recomendamos la cafayateña ( de carne, choclo y vino torrontés) pero también la calchaquí, la don coro, la griega, en fin una de cada gusto.


Pao cumpliendo con La Dieta de la Empanada

En Cafayate todos cantan folclore y saben tocar la guitarra, todos. Esta gente nace con una tonada en la boca. Ya de noche camino al lugar donde íbamos a estacionar la camioneta para dormir escuchamos música que salía de un bar. Paramos para ver y nos invitaron a pasar. Un muchacho con una voz increíble cantaba una chacarera. Daba perfectamente la talla para cantar en un escenario pero lo hacía gratis en un bar. Al final una chica del público agarró una panera y pasó por las mesas a recoger lo que quisieran dar al músico.

Muchos de estos pueblos en el norte argentino crecieron económicamente gracias al turismo. Lo malo es que perdieron el encanto de antaño. Los restaurantes, hoteles y variedad de negocios dan la sensación de que todo se compra y se vende. Lo bueno es que se generaron muchos empleos para los habitantes del lugar. La gente de Cafayate, por ejemplo, se empleaba principalmente en las bodegas. Con la llegada de la tecnología y la automatización de los procesos de producción toda esta gente quedó sin empleo. Más tarde se volcó al sector del turismo y pudo permanecer en su pueblo.

De Cafayate partimos para Salta capital, una ciudad moderna que nos hizo recordar a Buenos Aires.

2 comentarios:

  1. Si, soy la groupiii! ni idea como se escribe pero se qeu lo van a entender, lamentablemnte no los puedo seguir como hacen otras groupis, pero quien dice que algun dia los alcance por alguna linda playa! nose... bueno chicos, espero que anden bien por donde anden!
    los quiero muchooo muchooo!!!
    Mery!

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  2. La groupiii quiere noticias! besos
    los quiero!
    Mery!

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