viernes, 31 de diciembre de 2010

Los toboganes asesinos de Ecuador

A Ecuador entramos con expectativas y sin mapa. Pasamos la aduana de Perú y luego de hacer unos kilómetros llegamos a una ciudad. Lo primero que pensamos era que sin darnos cuenta habíamos evadido la aduana de Ecuador. Luego le consultamos a la gente y nos dijeron que migraciones (papeles de las personas) se hacían en una oficina dentro de la ciudad y los papeles del auto en otro lugar. Si bien no estábamos legalmente dentro de Ecuador en la práctica sí. Sin apuro comimos algo, paseamos por la ciudad y luego nos fuimos a hacer los papeles de aduana.

Ya nos habían comentado que el diesel era mucho más barato que en Perú así que entramos con el tanque casi vacío. Paramos en la primera estación de servicio y para nuestra sorpresa costaba U$S1 el galón (3.8 litros), la cuarta parte que en Perú. Pao me cargaba cuando aliviado le decía al playero “llenalo nomás” como un potentado.

En la ruta nos paran en un retén policial y antes de pedirnos nada nos empiezan a gritar riéndose “che boludo” y demás modismos argentos. Cuando nos preguntan para dónde vamos les decimos que ni siquiera sabemos dónde estábamos. Les mostramos nuestro mapa copiado de internet a mano alzada y tras la gastada nos indican que podemos dormir en Machala hacia donde nos dirigimos.

Machala es la capital mundial de la banana. De su puerto salen 2.000.000 de cajones semanalmente, lo cual no nos pareció exagerado viendo las plantaciones de plátanos que bordean la ruta a ambos lados por kilómetros y kilómetros.

Dos días después llegamos a Cuenca que es la tercera ciudad más grande de Ecuador pero guarda un ritmo de pueblo. La venta callejera a la cual ya nos habíamos acostumbrado luego de varios meses brillaba por su ausencia al igual que los maléficos mototaxis. Nos pareció la ciudad más linda del país. Dormimos en el estacionamiento de Aída, lugar que nos habían recomendado Jöelle y Klaus.

Mural de Cuenca

Finalmente llegó el día de la partida. A las 8 de la mañana ya estábamos listos para salir y cuando le vamos a pagar a Aida nos invita a su casa a tomar un tinto (café negro). ¿Cómo decirle que no? Mientras vamos entrando sentimos un olorcito exquisito de pan horneándose. Resulta que Lucho, el esposo, tenía una panadería en la casa. A esa hora sacaba bollos y panes rellenos de queso que luego vendía en el mercado. Entre el café ecuatoriano, panes recién horneados y charla se nos fue pasando la mañana.

En la panaderìa de Lucho


Nos despedimos y antes de salir de la ciudad fuimos a comprar unas cosas de escalada que nos hacían falta. Ahí conocimos a Víctor quien también estaba comprando en la tienda. Luego de más de una hora de conversación nos recomendó ir a conocer a Héctor, un argentino que había viajado de Buenos Aires a Nueva York a caballo y luego se puso un restaurant de comida argentina en Cuenca. Hacia allá fuimos. (para ver la nota de Clarin de viaje de Hèctor: click aquì)

Héctor tiene ese no sé qué, ese carisma, que te hace sentir como en casa. Le invitó una milanesa a caballo a Pao y a mí carne a la parrilla. Hacía ya unos cuantos meses que habíamos salido de Argentina y extrañábamos como locos nuestra comida. El restaurant también funciona como karaoke. Para darle una mano le poníamos las canciones que la gente pedía. Para nuestra sorpresa lo más solicitado era Leonardo Favio y Leo Dan. Los clientes no podían creer que siendo argentinos no conociéramos ni una. Después vinieron los mates y así se fue haciendo de noche y nosotros seguíamos en Cuenca.

Con Hèctor y algunos borrachos


Al día siguiente nos fuimos a Cojitambo, una zona de escalada a 35km de Cuenca. En el refugio que hay allí conocimos a Yon y Catalina de Colombia que viajan en una moto hacia el sur de Brasil. Los cuatro pasamos unos diez días escalando, paseando y engordando.

Pizza argentina


Cangrejo entrometido


Cangrejo devorado


Seguimos por el camino de la sierra y llegamos a Riobamba. De casualidad conocimos a George que nos ofreció el garaje de su casa para pasar la noche. Al llegar resultó que la camioneta entraba justito. George me daba indicaciones para maniobrar. De repente vimos un chispazo y se apagó la luz de todo el edificio de departamentos. Habíamos enganchado con la claraboya de la camioneta el cable principal de alimentación. Salieron todos los vecinos a vernos incluida una señora que a viva voz se quejaba que no podía ver el final de la novela. Mientras nosotros nos moríamos de vergüenza sin saber qué hacer George nos tranquilizaba diciéndonos que no pasaba nada y que en un ratito él lo arreglaba. A la media hora volvió la luz y la vecina muy indignada se metió de nuevo en su casa sin saber el final de la novela.

Al día siguiente George tuvo que viajar bien temprano a Quito así que nos quedamos todo el día con la familia. Pasamos la mañana con Carmi y almorzamos todos juntos (eramos como 9). En la sobremesa María, la mamá, nos pregunta cuánto hacía que lo conocíamos a George, su hijo. Nosotros le explicamos que apenas la noche anterior. Quedó sorprendida ya que ella pensaba que nuestra amistad venía de mucho antes. A todos nos causó gracia el malentendido pero no cambió en nada esa sensación de estar compartiendo un momento con amigos de hace mucho tiempo. Aunque nos habíamos conocido ese día María se puso sentimental en el momento de nuestra partida y no nos quería dejar ir.

Vuela, vuela



De ahí nos fuimos a la ciudad de Baños. Dormimos en una estación de servicio y al día siguiente cuando nos levantamos Blanquita era Grisecita, estaba cubierta por las cenizas del volcán Tungurahua que se había activado hacía unas semanas.

Blanquita se transformò en Grisecita


Ahora entendíamos por qué la gente andaba con barbijo.

Como tomar birra sin ceniza

La noche siguiente hicimos el camino que nos acercaba al volcán. Desde ahí arriba se podían ver bien los ríos de lava y las erupciones. Como fuimos con Blanquita nos pudimos quedar hasta tarde y dormimos ahí, al costado del camino. Desde dentro de la cama se escuchaba el ruido que hacía el volcán, como el sonido de un trueno pero de mucha mayor duración. Unas semanas después la actividad del volcán fue mayor y tuvieron que evacuar a 30 personas de la zona.


Cuando uno piensa en Ecuador se imagina un lugar caluroso y soleado. Lo de soleado: olvídense. Siempre está nublado y casi a diario llueve por la tarde. Lo del calor: no en la sierra donde nosotros habíamos estado hasta el momento. Fue así que nos fuimos para la parte amazónica del país. Pasando por la ruta de las cascadas, donde las hay para todos los gustos, llegamos a Puerto Misahuallí. Ahí el único “peligro” son los monos que te revisan la bolsa cuando volvés del mercado o se meten en las casas y autos a revolver todo.

Nada simpàtico


Aprovechamos el calorcito para tirarnos por el río Misahuallí con cámaras de camión.


También vadeamos el río Las Latas con cascada incluida.

Cascada Las Latas


Todo es exuberante: las plantas, los insectos y las mariposas.

¡Y eso que mi mano no es chica precisamente!

En una parte del río se forman unos toboganes naturales de piedra. Primero fue mi turno y cuando Pao se iba a tirar el agua le hizo perder el equilibrio. Una pierna le quedó flexionada y así bajó sin poder frenar. Se raspó “mal” la rodilla y el pié. Unos días después se le infectó y terminó con antibióticos.

Tobogàn asesino no. 1

Fuimos al recreo Las Cavernas Jumandi que tiene unos toboganes de agua. Primero fue el turno de Pao y luego vine yo.

Tobogàn asesino no.2

En la curva final y con toda la velocidad me golpee la cara. Con tres cortes en la nariz nos tuvimos que ir para el hospital del pueblo.Así que ya saben: si se van a tirar por un tobogán vayan primeros. Ese día no nos quedó otra que descansar y reponernos de nuestras heridas. Pao con su pie infectado y yo con la nariz machucada no hacíamos uno entre los dos.

Llegamos a Quito por la tarde pero con el caos de tránsito recién por la noche conseguimos lugar para estacionar. Salimos a pasear un rato y en la plaza mayor había un recital. Nos acercamos y el cantante tenía cara conocida. Le preguntamos a un espectador y sí, era Rafael Correa, el presidente de Ecuador. Estuvimos a dos metros de distancia y logramos un saludo para Argentina. Ni siquiera una manifestación de obreros despedidos de una petrolera, que estaba a 50m del escenario, lo animaban a soltar el micrófono. Luego de cinco canciones y temiendo daños irreversibles en nuestros tímpanos nos alejamos.

Ya sabemos cómo hizo para que lo liberen sus secuestradores en el último golpe de estado: ¡cantando!


El resto de los días los dedicamos a recorrer el centro histórico de la ciudad donde las casas y locales mantienen el estilo colonial y abundan las iglesias. En especial queríamos entrar a la iglesia de La Compañía. Por dentro está prácticamente toda adornada con tallas en madera revestidas con láminas de oro. Una vez allí encontramos en la puerta a un guardia con cara de pocos amigos que nos cobraba entrada para ingresar y permitía un tiempo de permanencia de 10 minutos. Pusimos a funcionar la capochetta: si era una iglesia tenía que haber misa y no se puede cobrar la entrada a misa. En ese horario nos presentamos en la puerta nuevamente y vemos que la gente entraba sin pagar. Cuando nos mandamos nosotros nos detiene el guardia:

Guardia: -Para entrar tienen que pagar el ingreso.-

Nosotros: -Pero la gente está entrando sin pagar.-

Guardia: -Ellos van a misa.-

Nosotros: -Entonces nosotros también vamos a misa.-

Guardia: - Si van a misa no pueden caminar, se tienen que quedar sentados, no pueden sacar fotos y no pueden salir hasta que termine la misa. Eso es dentro de una hora.-

Nosotros: -O sea que a la gente la tienen secuestrada ahí adentro… por una hora. ¿Y si yo quiero entrar a rezar qué? Me obligan a rezar una hora.-

Guardia: -Ese es su punto de vista, hagan como quieran.-

Nos mandamos seguidos por la mirada del guardia que se moría de bronca por no poder cobrarnos. Ya comenzada la misa en la parte del Evangelio el cura lee “… a los pobres se les anuncia el evangelio” (Mt 11,2-11) parte que luego pasa a explicar. Mientras el sacerdote hablaba de pobreza nosotros mirábamos la iglesia forrada de oro. Al salir de misa lo que nos quedó en claro es que posiblemente “a los pobres se le anuncie el evangelio” pero los que lo anuncian de pobres no tienen nada.

Forrada en oro

Todo lo que brilla... es oro


Algo que no pudimos dejar de hacer es ir a la mitad del mundo, un parque que se encuentra dividido a la mitad por el paralelo cero (línea ecuatorial).

Mujer del norte, hombre del sur


En una plaza de Quito encontramos nuestro último tobogán asesino.

Tobogán asesino no.3: para niños bien machos


Como la tercera es la vencida apenas lo vimos salimos corriendo. Seguramente los padres foguean a sus vástagos en este tobogán de concreto y así los preparan para la vida en Ecuador.

Desde Quito teníamos dos opciones: ir a Cuyujas a escalar o a la costa a hacer playa. La primera la descartamos porque todavía le dolía mucho el pie a Pao y la segunda también porque el pronóstico no era muy alentador. Vimos que la frontera con Colombia estaba muy cerca y seguimos camino hacia allí.

Nos despedimos de Ecuador pasados por agua esperando que al entrar en Colombia despistáramos a la nube que nos venía siguiendo desde Cuenca, pero…

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Gracias Perú

8° latitud sur. A esta altura en la costa atlántica está Recife. Noviembre 7, pleno verano en el hemisferio sur y sigue haciendo frío. Dormimos tapados con el plumón y ni se nos ocurre meternos en el mar. Cuando planeamos el viaje pensamos que a esta altura estaríamos extrañando el aire acondicionado y no sabríamos dónde guardar la ropa de abrigo. Pero no es así. En Huaraz la gente nos dice que es invierno y no parece convencerse con el argumento que por debajo del ecuador en el mes de noviembre es verano.

De Paracas le apuntamos a Huaraz pasando por Lima. Sabíamos que la capital del país es famosa por su inseguridad así que decidimos no quedarnos. Cometimos el error de entrar en la ciudad y luego no sabíamos cómo salir. Estuvimos una hora y media pidiendo indicaciones que sólo nos llevaban a un nuevo embotellamiento. Hasta que finalmente dimos con nuestros salvadores: dos policías motorizados. Algo así como CHIPS pero con más onda, más temerarios. Nos dijeron que los sigamos que ellos nos iban a llevar hasta la salida de la ruta Panamericana norte. Prendieron las sirenas y se mandaron delate nuestro abriendo el tránsito. Escoltados por dos motos de la policía nos sentíamos como embajadores o estrellas de rock. Incluso en las intersecciones donde no había semáforo paraban el tránsito para que pasemos. Quedamos eternamente agradecidos a estos Baker (el rubio) y Poncharelo peruanos. Sin ellos todavía estaríamos luchando con taxis y minibuses.

Llegamos a Huaraz donde nos habían dicho que era uno de los mejores lugares del mundo para hacer trekking. Luego le agregaron la montaña más bella del mundo (Alpamayo), el mejor Pisco del mundo, el himno más hermoso del mundo, etc., etc. A esta altura ya nos dimos cuenta que los argentinos no éramos los más agrandados del mundo.

Nos instalamos en la plaza de la ciudad que para nuestra sorpresa era muy tranquila. Desde dentro de nuestra cama nos enterábamos de todos los acontecimientos que se festejaban. Así fue que no nos perdimos el aniversario de la escuela Albert Einstein de Huaraz y el Día de la Canción Criolla.

Fiesta del colegio Einstein

Día de la Canción Criolla

Hicimos los trekkings de las lagunas Churup y Llanganuco que nos parecieron normales. Lo que sí es una zona excelente para deportes de montaña. No pudimos esquiar porque los medios de elevación estaban cerrados fuera de temporada. También hay montones de cubres con muy buen acceso y de diferentes grados de dificultad. El único tema es que en temporada de lluvia, octubre a marzo, llueve prácticamente todos los días por la tarde así que estábamos limitados en lo que podíamos hacer.

Fuimos a escalar en roca a la laguna Antacocha. Un lugar hermoso y desolado con vías equipadas de hasta 180m. Por falta de información no llevamos suficiente equipo y no pudimos hacer cumbre aunque la pasamos muy bien.

Laguna Antacocha

En el camino de ida levantamos a una señora viejita que vivía en la montaña. Traía una bolsa de arpillera que cuidaba con recelo. Vimos que había algo adentro que se movía y le preguntamos.

Señora: Son cuyes (cobayos). Gordazos, recién comprados en el mercado.

Pao: En Argentina la gente los tiene de mascota, es como si te comieras a tu perro.

Señora: ¡Noooo! Están alimentados a pasto, bien dulces.

Para los que duden que los cuyes (cobayos) se comen, ahí va la prueba:


Foto de archivo. Cuzco 2008

Fuimos a las termas de Monterrey donde nos encontramos con este cartel:

Algo habrás hecho Jennifer

¡Qué chanchada habrán hecho Jennifer Aniston y Owen Wilson dentro de las termas para que los declaren personas no gratas!

También fuimos a escalar en deportiva a Hatún Machay que está a 4200msnm. Tiene más de 100 vías equipadas y buen acceso igual que Antacocha. A metros de las paredes está el refugio cuyo dueño es argentino. Junto con el refugiero Abraham, nos hicieron sentir como en casa.

Bosque de piedra de Hatún Machay

El segundo día, como siempre, se empezó a poner feo por la tarde y para nuestra sorpresa comenzó a… ¡nevar!

Inmediatamente nos invadió un deja vú y no sabíamos si estábamos en Calafate en invierno o en el norte de Perú en verano.

¿Hatún o Chaltén?


¿Chaltén o Hatún?

De ahí nos fuimos para Trujillo donde están las famosas ruinas de Chan Chan, la ciudad de adobe más grande de América prehispánica. La mayoría de los relieves de las paredes están restaurados con lo que pierde el sentido histórico. Por suerte la entrada no era cara (U$S 5 con guía). Lo que nos gustó fue la Huaca de la Luna. Era el templo de los Moches, cultura anterior a los Chimú quienes construyeron Chan Chan. Cada vez que moría el supremo sacerdote moche tapaban el templo con ladrillos de adobe y todo alrededor (en los 4 laterales y arriba) construían un nuevo templo. Como tuvieron 5 sacerdotes quedaron 5 templos uno adentro de otro como una mamushca. Entre el relieve y la pared de adobe quedó una capa de aire, por esta razón los relieves pintados de las paredes se mantuvieron en excelentes condiciones y todavía falta desenterrar la mayor parte. Supongo que en unos años cuando avancen más con las excavaciones va a ser realmente impresionante.

Ai apaec, el dios decapitador de los Moches

Seguimos para los balnearios del norte famosos por ser uno de los mejores lugares del mundo para surfear. Primero fuimos a Huanchaco donde el agua seguía helada y luego a Pimentel. Ahí cerquita está Lambayeque donde se encuentra el Museo de las Tumbas Reales de Sipán. Ya nos habían comentado de lo impresionante de este museo y no se quedaron cortos. Allí se exhiben los hallazgos de 14 tumbas de la cultura Moche. Entre ellas se encuentran las de dos supremos gobernantes y de un supremo sacerdote. Al morir no dejaban nada a sus herederos de manera que eran enterrados con todas sus pertenencias (incluidas mujeres y perro): collares, orejeras, estandartes, etc. de oro, plata y cobre. El museo construido expresamente está muy bien diseñado y con una seguridad acorde al valor de lo que guarda. Por ello es que no te dejan sacar fotos así que se las debemos. Creíamos que nos iban a matar con el valor de la entrada pero no resultó ser así, apenas U$S4 con guía.

En Sullana paramos en la estación de servicio Marcavélica a preguntar si nos podíamos quedar ahí a dormir pero en cuanto vieron la patente argentina ya nos estaban haciendo lugar. Los dueños resultaron ser 3 hermanos divinos: Violeta, Ronald y Jimmy. Ronald había estudiado en La Plata hace unos años, nos invitó a cenar a un restaurant chino y nos mostró toda la ciudad. Curiosamente allí también habían parado Herman y Candelaria Zapp en su viaje a Alaska y otros argentinos más que casual o causalmente terminamos sin saberlo en este lugar atraídos por la buena onda de esta familia. A la mañana siguiente no nos pudimos despedir de Ronald y Jimmy. En su lugar estaba Violeta que nos regalo dos bolsas gigantes de chifles (banana frita) y una cocucha de 3 litros para el viaje. Ya recibimos el mail de Ronald retándonos por no esperarlo para almorzar, queda para la vuelta.

Con Violeta, chifles y cocucha

Continuamos con el recorrido por los balnearios y en Órganos (no es joda se llama así) nos cruzamos con Majo y Lucho que viajan en combi hasta Mejico (www.kombisudaca.com.ar) y con Mariano surfista y pintor, super buena onda compartimos cena y anécdotas de viaje, como ya es costumbre con nuestra llegada también vino la lluvia pero no para tanto y así pudimos festejar el cumple de Magui con unas pizzas a la parrilla al aire libre que preparó magistralmente Lucho.

Lucho, el maestro pizzero

Reunión de la colectividad argentina de Organos

Finalmente llego el dia y luego de 7 meses de viaje Pao se metió al mar, con Majo se llevaron la cámara y estuvieron como dos niñas jugando y sacándose fotos, por cuestiones de espacio solo subimos 5 de las casi 70 que sacaron.

Las chicas se divierten

Nuestra última parada en Perú fue en Puerto Pizarro. No se porqué nos imaginamos que el pueblo iba a ser lindo pero no fue así. Lo que no tenía de atractivo el lugar lo tenían sus pobladores. Como siempre buscamos el cuartel de policía y nos estacionamos al lado luego de pedir permiso. De adentro de la camioneta escuchamos que un grupo de chicos intentaba hablar en inglés. Pao salío y desconfiados de su perfecto español preguntan: -¿Si son argentinos entonces porqué hay un gringo adentro?- Por supuesto ese era yo.

Luego salió el comisario a charlarnos. Después de tocar temas triviales pasó a su real interés: Dios y su intención de evangelizarnos. Arrancó con el profeta Abraham y no paró hasta el Apocalipsis. Nosotros no teníamos otro lugar donde dormir así que nos comimos hora y media de prédica del comisario pastor. Cuando empezamos a bostezar sin disimulo se dio cuenta que con nosotros no había caso, se despidió con un “que Dios los bendiga” y se fue a hacer la ronda nocturna.

Gracias Perú. Un país con lugares hermosos y gente más hermosa aún.

sábado, 23 de octubre de 2010

Sur de Perú

Del Parque Nacional Sajama cruzamos a Chile. Llegamos a Arica, una ciudad balnearia muy linda y muy ordenada. Después de tanto tiempo en Bolivia no escuchar bocinas y ver todo limpio nos pareció una maravilla. Recorrimos el centro a pie y como siempre, cruzamos la calle por cualquier lado y ¡oh sorpresa! todos los autos se detuvieron a mitad de cuadra. ¡Hasta un taxi!

Nos aprovisionamos de mariscos enlatados, chocolate y partimos para Perú. Al cruzar la frontera nos encontramos con varios carteles intimidatorios. Sabiendo nuestra fascinación por la comida peruana y previendo nuestra llegada el gobierno había elaborado un plan para hacernos retroceder pero nuestro hambre pudo más y seguimos camino hacia el interior del país, cuna de las papas a la huancaína, rocoto relleno y cuy chactado.

Campo minado en la frontera de Chile con Perú (¿?)


Huyendo del bombardeo

Arequipa es una ciudad hermosa. Casi todas las construcciones están hechas de una piedra volcánica llamada sillar que luego tallan con hermosos relieves.



Un destino turístico clásico de la zona es el trekking por el Cañón del río Colca, sus 1100m lo hacen el segundo más profundo del mundo. El primero es el del río Cotahuasi que también está en Perú. Averiguamos precios de paquetes turísticos y aunque no eran excesivos, decidimos hacerlo por nuestra cuenta. Más tarde nos daríamos cuenta de lo acertada de nuestra decisión. Nosotros elegíamos qué y donde comer mientras que a la gente de los tours le daban fideos. Además podíamos manejar nuestros tiempos y por supuesto, todo por menos de la mitad de dinero.

Llegamos al pueblito de Cabanaconde de donde parte la caminata. Hicimos noche y a la mañana siguiente le fuimos a avisar a la policía que dejábamos el auto estacionado en la plaza y que regresábamos en unos días. Nos ofrecieron el estacionamiento de la comisaría y aceptamos gustosos. En todo el sur de Perú la gente nos trató de diez. Hasta en la ruta nos saludaban al vernos pasar.

La primera noche dormimos en San Juan de Chucho y la segunda en Sangalle, también llamado el Oasis. Y realmente lo es. Desde lo lejos se ve un punto verde en el medio de un paisaje que es casi todo arena y piedra.

En el fondo del cañón se ve El Oasis

Al llegar elegimos uno de los cinco hoteles que hay allí donde el agua de la pileta proviene de un arroyo con una temperatura muy agradable. Nos quedamos un día entero haciendo relax y partimos al encuentro de la camioneta que había quedado en Cabanaconde. Salimos a las 7am para evitar el calor y llegamos a la hora del almuerzo. En el hotel conocimos a Yolanda y David de España, dos españoles muy macanudos a quien luego encontramos en Cabanconde.


Con Yolanda y David

Esta zona está llena de terrazas de cultivo en las laderas de todas las montañas. Las construyeron los Incas y la mayoría se siguen utilizando hoy día. Como no se puede acceder con maquinaria agrícola todo el cultivo se hace a mano o con animales.

Terrazas del Cañón del Colca (click en la foto para ampliarla)


Al día siguiente dormimos en el pueblo de Yanque. Haciendo cuentas nos salía más barato ir a comer afuera que preparar la comida nosotros, el menú completo que consta de sopa, plato principal y te de coca, costaba 5 soles (un poco menos de 2 dólares). Fuimos a cenar a un restaurant y cuando nos estábamos yendo el dueño me dice: -Usted me debe-

Y yo pensé para mis adentros: -Otra vez quilombo, veníamos tan bien en Perú…-

Florentino (dueño del local): -Me debe tomarse un trago conmigo-

De una repisa bien alta bajó un pisco del cual me habló maravillas, nos clavamos un shot cada uno y acto seguido puso un CD de Gardel. Cuando vió que yo le cantaba todas las canciones, ya que soy fanático del Zorzal Criollo, se dio cuenta que la mano venía en serio. Cerró el restaurant y nos quedamos los tres adentro hasta altas horas tomando pisco y hablando de música, amores y otros temas trascendentales con la voz del Morocho del abasto de fondo. Una noche memorable.

Al otro día volvimos al restaurant y lo vimos a Florentino muy serio, con un ánimo opuesto al de la noche anterior. Se nos acerca y por lo bajo nos dice: -Es que me ha hecho mal el pisco. He estado todo el día a jugo de papaya. Mi mujer me ha regañado.- Miramos al mostrador y ahí estaba nomás, la mujer con cara de sargento. Le regalamos un CD de Gardel que le grabamos y con eso levantamos un poco su ánimo y un poquitito el de su mujer.

Yanque es un pueblo chico y muy tranquilo, como no tienen policía, la gente se organizó y tiene seguridad ciudadana que consiste en que se turnen cada noche los hombres del pueblo para patrullar el poblado, lo hacen a pie y no poseen armas, a cambio tienen una alarma que la accionan si pasa algo y sale toda la gente a la calle. Nos pareció espectacular así que dormimos más que tranquilos en la plaza del pueblo. Lo de tranquilos era hasta las 7 de la mañana cuando nos despertaba el altoparlante de la municipalidad con las noticias del pueblo que escuchábamos atentos metidos en la cama. Mejor que el twitter, todos se enteraban de lo que pasaba en el pueblo.

Seguimos camino para Nazca. La ruta va paralela a la costa del pacífico. De un lado se ve el mar y del otro interminables dunas que parecen un desierto. Muy linda.


En Nazca tomé uno de los aviones para ver las líneas. Pao ya lo había hecho en un viaje anterior así que fui yo solo. Fue la excusa perfecta porque unas semanas antes se había caído una avioneta con 4 ingleses y 2 tripulantes. Los gobiernos de países como Alemania, Inglaterra, Italia y otros advirtieron a sus ciudadanos que el seguro no los cubriría en caso de un accidente. Como del gobierno de Argentina ni noticias decidí hacer el vuelo. Si bien es muy corto y apenas estuve 10 minutos sobrevolando las figuras pude tomar proporción del tamaño y perfección de las mismas. Lo más loco es que están hechas sobre un suelo de arcilla y yeso. Las líneas son simplemente canaletas cavadas en las cuales sacaron las piedras. La inexistencia de la lluvia y un fenómeno que no llegué a entender hace que, increíblemente las líneas se mantuvieran intactas por más de 2000 años. Luego desde tierra no hay manera de verlas.


Líneas de Nazca - El Colibrí

En Paracas contratamos el tour en bote para ver las Islas Ballestas. Parece mentira pero a estas latitudes hay lobos marinos y pingüinos dado que el agua es muy fría por la presencia de una corriente proveniente de la Antártida.

Siestonga

En la Reserva Nacional de Paracas Blanquita se encontró con una prima lejana y nosotros conocimos a Jöelle y Klaus de Francia y Alemania respectivamente. Luego de charlar un rato nos invitaron a su camioneta a tomar la merienda. Dada la ocasión habilitamos el último paquete de alfajores Jorgito que nos quedaban y hablamos de viajes. Es que estos dos europeos no pararon de viajar desde jóvenes. Se conocieron en India y viajaron por Asia, Africa y muchos otros lugares. Tuvieron 2 hijos y cuando éstos fueron más grandes dejaron sus trabajos para seguir viajando. Klaus no hablaba nada de español y Jöelle poco pero su buena onda y lo apasionante de sus viajes hizo que nos juntáramos nuevamente para cenar. Su página: http://alfya.free.fr


Con Jöelle y Klaus

viernes, 8 de octubre de 2010

Bolivia

Manual del buen conductor santacruceño (*)

1)Bajo ninguna circunstancia deje de tocar bocina.

2)¿No sabe cuál es el freno? No importa. Solo se usa en ocasiones especiales.

3)Luces de giro: son esas lucecitas amarillas que en contados momentos se prenden. En general no se usan, quizá por ello no se entienda su significado. No pierda tiempo en ponerlas.

4)No está bien visto ceder el paso a otro automovilista ni a los peatones. ¿Qué son los peatones? Eso se verá en el curso avanzado.

5)Si necesita parar, ¡hágalo! Doble fila o donde usted quiera está bien.

6)Existe la creencia que si a un semáforo en rojo le empiezan a tocar bocina va a cambiar de color al verde más rápidamente. Si es un semáforo rebelde vaya adelantando su vehículo quizá así entre en razón, y si aún no cambia no pierda más tiempo y cruce nomás.

7)Si quiere ser taxista o chofer de bus siga al pie de la letra estas recomendaciones. De lo contrario le pueden sacar la licencia de conducir.

*Esto fue redactado bajo emoción violenta luego de que dos colectivos nos encerraran y por milímetros no nos chocaran.


Santa Cruz no se parece en nada a la Bolivia que conocíamos. Es una ciudad muy grande con shopping, supermercados, camionetas importadas último modelo y la misma gente también es diferente. Se autodenominan Cambas que son las personas nacidas en Santa Cruz, Pando y Beni en contraposición a los Collas que son las originarias de La Paz, Sucre, Oruro y Potosí; término que muchas veces utilizan de manera peyorativa.

El temita de los “peajes policiales” siguió pero ya estábamos cancheros y no lograron sacarnos plata.

En la mayoría de los pueblos tienen un problema con la basura que se la ve desparramada por todos lados. Dormimos en Cabezas y a la mañana Agu fue a tirar nuestra basura y al no encontrar tachos consultó con uno de los pobladores:

Agu: -Buenos días. En la plaza del pueblo no encontré tacho de basura, ¿Sabe donde hay uno?-

Señora: -No, aquí en el pueblo no hay.-

Agu: -¿Y dónde tiran ustedes su basura?-

Señora: -Cada uno lo quema en el fondo de su casa.-

Agu: -Ah...-

Señora: -Sino cuando salga del pueblo la tira en la ruta-

Unos kilómetros después encontramos un cesto de basura en una estación de servicio.

A unos kilómetros de Cochabamba está Villa Tunari que es turística y está en una zona selvática. A través de la encargada de turismo del pueblo, una francesa, llegamos a el hotel El Puente que estaba en el medio de la selva con acceso a unas pozas (pozones) en el río; no era la idea pagar una habitación (240 bolivianos) así que le propusimos poder usar las instalaciones del hotel (baño, pileta, etc.) pero dormir en la camioneta. No hubo problema y por 50 bolivianos usamos el hotel como camping. Nos gustó tanto que nos quedamos 4 días, nos despertábamos con el canto de los pájaros, con el calor y las picaduras de insectos de variada forma, tamaño y color. El mosquitero no aguantaba el embate de tantos.

Pozas de Tunari

Ahí conocimos a Diana y Mailí, a quienes les encantaba nuestra casa-auto y tocaban sorprendidas el pelo que tiene “el Agu” en los brazos y las piernas ya que en general los hombres de la zona son lampiños. Por la tarde nos acompañaban al río y jugábamos juntos. Renovados física y mentalmente seguimos para Cochabamba.

Con Diana y Mailí

A veces nos pasaba que no sabíamos en que día de la semana estábamos, lunes, martes se nos confundían, pero en la municipalidad de Villa Tunari encontramos el almanaque de Evo y ya ni siquiera sabemos en qué mes estamos!!

A ver si encontrás en qué mes vivís

Seguimos para Cochabamba y casualmente llegamos para el bicentenario de la ciudad. Eventos, desfiles y la presencia de “el Evo” fueron motivos suficientes para quedarnos unos días. Resulta que en los desfiles se presentan toda clase de instituciones, desde los militares, cooperativas de mineros, escuelas y asociaciones varias como la de Jubilados Rentistas de Cochabamba (¿?). Esto hace que duren más de 6 horas como mínimo así que en el medio comimos, dormimos siesta y volvimos a comer pero el que no podía zafar era Evo que saludaba a todos sentadito en el palco. La verdad es que era muy fácil llegar hasta él. Creemos que fue él mismo quien despidió a los guardaespaldas para que con un tiro de gracia alguien terminara con su sufrimiento pero no tuvo suerte y se bancó todo el desfile con mucha diplomacia.

El Evo Morales

La cantidad de puestos callejeros que ofrecían todo tipo de comidas era enorme. Nos hubiera encantado probar todo pero la falta de higiene nos detuvo. Especialmente después que vimos como batían a mano crema para unos postres con un batidor gigante y dentro de un tacho de pintura de 20 litros.

Cuando la ciudad volvió a su ritmo normal nos fuimos a Tarata, típico pueblo histórico: callecitas empedradas, casas antiguas y sobre todo la gente súper amable. Al segundo día ya todos nos conocían y nos saludaban como un vecino más.

Calle de Tarata

A unos kilómetros de ahí hay una cantera abandonada con unas vías para escalar que no podíamos desaprovechar y el a última hora cuando ya nos estábamos yendo conocíamos a Nuncio Rojas en una situación muy particular. Atardeciendo vemos un motociclista que pierde el control y sale volando, literalmente da dos vueltas en el aire y se estrella en la banquina (o lo que intenta ser una banquina). Vamos corriendo y lo encontramos tirado inconsciente con la moto sobre las piernas y el casco partido en tres pedazos y la cabeza sobre una piedra.

Cabeceando piedras

Ya ni me animaba a verle la cara pero como luego de unos 10-15 segundos empezó a respirar nos quedamos más tranquilos. Paré a un auto, le explique la situación y me dijeron que iban al pueblo a llamar a una ambulancia. Le sacamos la moto de encima pero no lo queríamos mover por las dudas que tuviera una lesión vertebral. Después de unos minutos se empezó a mover solo y se quiso levantar. A todo esto la moto perdía combustible así que la tiramos más lejos por miedo a que explotara. Se incorporó y vimos que tenía un corte en la cabeza y en la cara pero nada muy grave. Luego de recuperar su zapato que había salido volando con el accidente Nuncio todavía en estado de shock, se quería ir a su casa en la moto, no lo podíamos sujetar y fue a buscarla, con la pérdida de nafta y las luces prendidas era un peligro.

Moto explosiva. Vean el charquito de nafta abajo.

En ese punto tomamos una distancia prudencial y tratábamos de convencerlo que dejara la moto ahí, que lo importante era él. Pero no hacía caso. Nuncio no entendía lo que le había pasado pero nosotros sí, tenía un olor a alcohol que nos volteaba. Por suerte dentro de su borrachera tuvo un momento de lucidez para ponerse el casco sino la que se partía en tres era su cabeza. Obviamente la ambulancia nunca iba a venir y él no quería ir a un hospital porque tenía miedo que le hicieran una multa por conducir ebrio. Al final accedió que lo lleváramos a Cochabamba pero no a un hospital sino a su casa, en el camino se sinceró diciendo: -¡la pucha! pero venía bien. Estaba machadito pero al rompe muelles (lomo de burro) lo pasé bárbaro. Después me pasó esto-. Creemos que nunca se dio cuenta que ese día volvió a nacer.

En los pueblos chicos con la gente mayor a veces no nos entendíamos bien. Si bien el idioma oficial de Bolivia es el español entre ellos hablan quechua, aymará o guaraní según la zona y en las áreas rurales debido a la escaza o nula escolaridad que tuvo la gente mayor es lo único que hablan. Según el Ministerio de Educación en el 2004 la escolaridad de la población mayor de 19 años era de 7 años en áreas urbanas y 4 en áreas rurales lo que conlleva problemas mucho más graves que no poder entender el español.

Como al escuchar las radios no podíamos entender porque no hablaban en español a veces nos comprábamos el diario y nos llamaba la atención las noticias de linchamiento de personas como algo común. De ahí las advertencias escritas en paredes o los muñecos colgados de los postes de luz. Durante el 2009 ocurrieron 71 linchamientos con un saldo de por lo menos 15 muertos y en los primeros 5 meses del 2010 se registraron 36 casos en los que otras 15 personas fueron asesinadas. En general en estos casos como fueron todos no fue nadie, el asesinato queda impune y todo sigue como si nada hubiera pasado.

Ratero será quemado vivo


Rateros serán colgados

De Cochabamba nos fuimos para la Cordillera Real que queda a dos horas de La Paz, por un error de cálculo pasamos por El Alto (conurbano) a la hora pico, tipo 6 de la tarde, lo que reforzó nuestra idea de huir despavoridos hacia la montaña. Entrada la noche llegamos a Milluni un pueblo minero y la altura se empezó a sentir, teníamos que hacer todo leeento.

Cementerio de Milluni

Al otro día llegamos al refugio del Huayna Potosí a casi 4800 metros sobre el nivel del mar. Visitamos el Glaciar Viejo. Otra vez hielo, frío y viento helado. En contraste con los refugios de montaña que conocíamos de Argentina y Chile éste se parecía más a un hotel lleno de gringos. Con la puerta cerrada solo te dejaban entrar si consumías algo, por más que sobren colchones o mantas solo era uno por persona sino te cobraban el doble. ¡Como extrañamos el Otto Meiling y el Frey! Igual dormimos en la camioneta. Al otro día nos levantamos para escalar en roca pero mi cabeza sonaba como un bombo legüero. El segundo día a 4800m no me salía gratis y para colmo habíamos dormido inclinados con la cabeza para abajo. Conclusión tuvimos que bajar a Milluni (4550 m.s.n.m) y al otro día a la La Paz (3700 m.s.n.m).

Futbol a 4550m, para que la chupen los de la FIFA

La etapa Bolivia estaba llegando a su fin y la despedida no sería muy distinta de la bienvenida. Nos fuimos para la frontera con Chile y en el camino está el Parque Nacional Sajama. Los paisajes son realmente hermosos, casi llegando a la frontera nos cuentan que hay unas termas y geisers lindos para ver y así nos desviamos hacia el pueblo de Sajama.

Nevado de Sajama

El camino es apenas un huella entre los pastos, después de vadear un arroyo llegamos al pueblo con aspecto de fantasma, buscando información damos con lo que era una oficina en la entrada principal del pueblo. Parece que el camino que habíamos tomado nosotros era el de la puerta de atrás. Ahí nomás la encargada nos dice que la entrada al pueblo eran 30 bolivianos por persona, los cuales nosotros no disponíamos, de verdad porque como nos estábamos yendo no habíamos cambiado más plata. Le explicamos la situación pero no hubo caso teníamos que irnos. No podíamos pasar la noche ahí. Ya estaba anocheciendo y no era buena la opción de desandar el camino en la oscuridad, así que técnicamente abandonamos el pueblo. ¿Cómo es eso? La cuestión es que acá también había una soguita que la bajaban una vez pagada la entrada por lo que nosotros nos pusimos del otro lado de la soga y santo remedio. Dormimos en Sajama pero no dormimos en Sajama.

Del otro lado de la soguita

Al otro día llegamos a la frontera, Tambo Quemado, literalmente quemado, se estaban quemando hectáreas de Parque nacional pero no parecía importarle a nadie algo que fue una constante en toda Bolivia, todavía no entendemos la fascinación que tienen con el fuego y quemar todo lo que tengan a mano.

Tambo literalmente quemado

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Comentario de Agustín

Si bien las dos veces anteriores que habíamos estado en Bolivia nunca habíamos tenido problemas con la gente siempre nos manejamos dentro de los circuitos turísticos. Esta vez transitamos la ruta por donde pasan muy pocos extranjeros. La verdad es que también conocimos mucha gente buena. Recuerdo a Marcelo de la agencia de turismo aventura Andes Xtremo (www.andesxtremo.com) que nos informó con mucho gusto sobre todas las zonas de escalada en roca sin querer vendernos nada, se ofreció a acompañarnos gratis e incluso dejó a nuestra disposición su local para que pasáramos la noche dentro. De Bolivia nos fuimos con sentimientos encontrados. Siempre tuve en cuenta que transitábamos por unos de los países más pobres de América y que el hecho de que mucha gente casi no hablara español dificultó las cosas. La falta de solidaridad y respeto que en ocasiones sufrimos no fueron con nosotros por ser extranjeros o blancos. También las veíamos entre connacionales. No pude evitar plantearme la pregunta si la actitud de mucha gente es por el estado de sub-desarrollo del país o es al revés. Especialmente al cruzar a Chile donde son hiper respetuosos y ver lo bien que se vive allí. Perú es un caso similar. Cada año que vamos lo vemos mejor. Seguramente la respuesta no es tan sencilla, pero creo que si los habitantes de un país no tienen el sentimiento de unidad es difícil que éste progrese.

A la Argentina, un país colmado de riquezas naturales y humanas, lo veo peor año tras año y conjuntamente una falta de conciencia de que, en definitiva, estamos todos en el mismo bote. En fin... para pensar un ratito.