viernes, 9 de julio de 2010

Atrapados en el Calafate y Chaltén


De Torres del Paine nos fuimos para El Calafate. Esta ciudad de 18.000 habitantes con precios para europeos vive principalmente del turismo y del empleo que proporciona el estado. Luego de instalarnos en el camping (necesitábamos una buena ducha y electricidad) comenzamos a averiguar por las excursiones de trekking sobre el glaciar y paseos en barco. Todas estas excursiones tienen concesiones monopólicas, los precios son exorbitantes y cuando vas a averiguar no hacen el menor esfuerzo por asesorarte ni venderte nada, mucho menos en temporada baja (que el calentamiento global no les llegue porque están sonados). Nosotros ya habíamos caminado sobre el glaciar Exploradores en Chile y vimos otros tantos de manera que no nos moríamos por hacer estas excursiones. Decidimos recorrer las pasarelas y ver el Perito Moreno desde ahí. Salimos temprano para aprovechar el día. En la mañana la ruta estaba toda escarchada así que aplicamos las cadenas líquidas sobre las cubiertas y manejamos con cuidado. Dentro del parque la temperatura baja aún más por la proximidad del glaciar. En una curva muy cerrada y en descenso seguimos de largo y rebotamos contra el guardarail terminando en la mano contraria. Ibamos realmente despacio pero en el hielo es imposible maniobrar. Por el ruido que escuchamos al chocar supusimos que la chapa estaría toda abollada pero increíblemente solamente se rompió el paragolpes de plástico en el costado. La altura de la Sprinter nos salvó y la óptica quedó intacta.

Vean el dibujo de las ruedas sobre el pavimento

Una pick-up que tenía cubiertas con clavos nos remolcó hasta el estacionamiento de donde salía la pasarela al glaciar. No hubo que pedirle nada, se bajó a preguntar qué nos había pasado y se ofreció a remolcarnos. Nos contó que ese tramo del guardarail lo cambiaban a cada rato porque todo el mundo se la pegaba ahí y efectivamente estaba nuevito con un color notablemente diferente al resto.

El glaciar es impresionante. Tiene una superficie mayor a Capital Federal, 70m de alto y 4km en su frente. Imposible no sacarle por lo menos 250 fotos, para eso están las cámaras digitales y más allá de todos los adjetivos que uno le quiera poner no alcanzan, estuvimos casi 6 horas mirando desde todos los ángulos posibles y hubiéramos estado otro día más que era la idea pero no pudimos.

Ya de vuelta en Calafate a la noche fuimos a ver a Silvina Garré que a mí me encanta y de casualidad esa noche cantaba en el casino. Solamente pagando la entrada al casino vimos el espectáculo a pocos metros del escenario y con casi nada de gente. Hasta hubo foto, ¡No se puede pedir más!

Aprovechando que todavía estaba bueno el tiempo nos fuimos a El Chaltén lo primero que hicimos fue ir al Lago del Desierto y de ahí hicimos la caminata hasta la laguna Huemul y el glaciar que lleva el mismo nombre. Dormimos en el estacionamiento de un hotel cerrado por la baja temporada. No había nadie en unos kilómetros a la redonda y por el camino casi no pasan vehículos pero ya a esta altura estamos acostumbrados. Nuestra mayor preocupación era que el motor no arrancara a la mañana siguiente por el frío, por eso dormimos inclinados en una pendiente para poder empujarla en caso que no arranque pero la camioneta se comportó como una lady y pudimos volver sin problemas al Chaltén. Al otro dia fuimos a la Lag Torre, bastante fresquito, si bien ya veníamos aclimatándonos desde Ushuaia nos parecía que hacia un poco de frio, y con razón, a las 6 de la tarde hacia - 8 °C pero después aflojo

Cerro Torre

Al llegar fuimos a visitar a Diego, un amigo de la facu de Pao que se había ido a vivir allí. Comimos juntos y nos dijo que esperáramos que iba a ver si nos conseguía lugar para dormir en el hotel que cuidaba un amigo que estaba cerrada por ser temporada baja. Al llegar no lo podíamos creer, era una hostería hermosa con un colchón enorme y todas las comodidades. Veníamos de dormir en la camioneta con temperaturas bajo cero así que al otro día nos levantamos pasado el mediodía (ni el partido de Argentina pudo contra el sommier). Al otro dia hicimos la caminata a la Laguna de los Tres que tiene la mejor vista del Fitz Roy.

La pasamos bárbaro con Diego, Diego, Hugo y Leo pero a seguir viaje, antes de irnos pasamos a conocer las casas de los Diegos que se están construyendo y después de fotos y saludos se largó una tormenta de nieve impresionante, no se veía nada, todo blanco así que de vuelta a la hostería, estuvo nevando todo el día y decidimos que mejor era salir al otro día (ese era el plan pero lo nuestro como se darán cuenta no es el planeamiento). Era la primera nevada en El Chaltén de este invierno y cayeron 30 cm de nieve aprox.


Al día siguiente partimos (no sin antes intentar arrancar el motor varias veces) y al salir a la ruta empezó a levantar temperatura el agua de refrigeración del motor. Levanté el capó y resulta que el agua se había congelado de manera que no circulaba. Antes de salir de Bs.As le había pedido al del lubricentro que le ponga anticongelante al agua pero el muchacho le erró en la cantidad. Lo que tenía era para -5°C, yo le había pedido que lo ponga para -20°C y la noche anterior hizo -17°C. Por suerte solamente se rompió el termostato y nada más. Podría haber sido mucho más grave. El resto de las cosas dentro de la camioneta también se congelaron: el tanque de agua, detergente, y verduras. Pegamos la vuelta y pasamos la noche nuevamente en el hotel. El problema fue que el día siguiente era feriado pero finalmente logramos que nos atendiera uno de los dos mecánicos que hay en El Chaltén. El mismo se autodenominaba “el Ginóbili del Chaltén” en la publicidad que tenía en la radio local. Nos hizo un arreglo temporario del termostato como para llegar hasta Calafate e increíblemente nos cobró solo $30, un grande.

Ya era tarde para salir a la ruta y hacer 220 km así nos quedamos otra noche, para esa altura nos estábamos encariñando mucho con El Chaltén y corria peligro la continuidad del viaje pero no, contra viento y nevada pudimos salir del pueblo que no nos dejaba ir. Parte culpables fueron los Diegos, Leo y Hugo que nos han tratado de maravilla y nos hicieron sentir muy bien, tengan cuidado chicos que podemos volver!

Ya en la ruta siguió nevando con fuerza, pero por suerte no había hielo que era nuestro principal temor. Había momentos en los que no se veía dónde estaba la ruta, era todo blanco, esperamos en la banquina a que pasara algún auto y seguimos su huella.

¿Dónde está la ruta?

De vuelta en Calafate buscamos un mecánico para que cambiara el termostato. Se ve que les sobra el trabajo y nos pedían precios delirantes por un trabajo que les puede tomar 15 minutos máximo. Encima te trataban mal. Terminé por comprar la herramienta que necesitaba y lo hice yo. Aprovechamos esos días para patinar en la Bahía Redonda que estaba toda congelada. La sensación de patinar en un lugar abierto y enorme es totalmente diferente a lo que conocíamos en las pistas de patinaje de Buenos Aires.

Patinaje olímpico

Partimos para Río Gallegos y a los 70km se encendió la luz que indicaba que faltaba agua. Al bajarnos vimos que el motor perdía agua por una manguera. Ajustamos un poco su abrazadera pero no hubo caso. El frío no nos permitía trabajar por más de 5 minutos sin guantes porque nos dolían las manos. Decidimos parar un auto para pedir ayuda y casualmente era de vialidad. Nos llevó hasta Calafate para averiguar por alguna grúa, justo pasaba otro de vialidad que se ofreció a remolcarnos pero antes tenía que ir a otro lado de manera que lo acompañamos. Luego de remolcarnos siempre con nieve en la ruta nos llevó hasta un centro de servicio integral “ALEM” que sin más se ofreció en ayudarnos, así fue que la subimos al autoelevador que soportaba hasta 4 toneladas (la camioneta pesa 3,5), resulta que no era la manguera, era el caño el que perdía pero con masilla se pudo solucionar, entre medio de todo esto el autoelevador se trabo y no bajaba la camioneta, por suerte desinflando las gomas, con una barreta y demás se pudo solucionar el asunto, se puede resumir en un par de renglones pero esto llevó varias horas y si no fuera por Martin, Pablo y Leo que no fue que nos dieron una mano sino las dos nos hubiera costado mucho el arreglo, en dinero y en días. Seguimos viajando y conociendo buena gente en el camino. Millones de gracias es poco.


Sección encuestas a nuestros lectores

Votá cuál es el perro más feo del camping de Calafate. (Completá la encuesta en la columna derecha de la página.)

Concursante 1: Megamix de razas, marroncito.


Concursante 2: Salchicha-Dálmata.



Concursante 3: Pastor Bélga-Labrador. Hay que imaginárselo de grande, ahora es lindo por cachorro nomás


Concursante 4: Pequinés-Siberian Husky (tátara-tatara-abuelo)


Completá la encuesta en la columna derecha de la página. Los ganadores recibirán una foto autografiada del concursante más votado.