sábado, 23 de octubre de 2010

Sur de Perú

Del Parque Nacional Sajama cruzamos a Chile. Llegamos a Arica, una ciudad balnearia muy linda y muy ordenada. Después de tanto tiempo en Bolivia no escuchar bocinas y ver todo limpio nos pareció una maravilla. Recorrimos el centro a pie y como siempre, cruzamos la calle por cualquier lado y ¡oh sorpresa! todos los autos se detuvieron a mitad de cuadra. ¡Hasta un taxi!

Nos aprovisionamos de mariscos enlatados, chocolate y partimos para Perú. Al cruzar la frontera nos encontramos con varios carteles intimidatorios. Sabiendo nuestra fascinación por la comida peruana y previendo nuestra llegada el gobierno había elaborado un plan para hacernos retroceder pero nuestro hambre pudo más y seguimos camino hacia el interior del país, cuna de las papas a la huancaína, rocoto relleno y cuy chactado.

Campo minado en la frontera de Chile con Perú (¿?)


Huyendo del bombardeo

Arequipa es una ciudad hermosa. Casi todas las construcciones están hechas de una piedra volcánica llamada sillar que luego tallan con hermosos relieves.



Un destino turístico clásico de la zona es el trekking por el Cañón del río Colca, sus 1100m lo hacen el segundo más profundo del mundo. El primero es el del río Cotahuasi que también está en Perú. Averiguamos precios de paquetes turísticos y aunque no eran excesivos, decidimos hacerlo por nuestra cuenta. Más tarde nos daríamos cuenta de lo acertada de nuestra decisión. Nosotros elegíamos qué y donde comer mientras que a la gente de los tours le daban fideos. Además podíamos manejar nuestros tiempos y por supuesto, todo por menos de la mitad de dinero.

Llegamos al pueblito de Cabanaconde de donde parte la caminata. Hicimos noche y a la mañana siguiente le fuimos a avisar a la policía que dejábamos el auto estacionado en la plaza y que regresábamos en unos días. Nos ofrecieron el estacionamiento de la comisaría y aceptamos gustosos. En todo el sur de Perú la gente nos trató de diez. Hasta en la ruta nos saludaban al vernos pasar.

La primera noche dormimos en San Juan de Chucho y la segunda en Sangalle, también llamado el Oasis. Y realmente lo es. Desde lo lejos se ve un punto verde en el medio de un paisaje que es casi todo arena y piedra.

En el fondo del cañón se ve El Oasis

Al llegar elegimos uno de los cinco hoteles que hay allí donde el agua de la pileta proviene de un arroyo con una temperatura muy agradable. Nos quedamos un día entero haciendo relax y partimos al encuentro de la camioneta que había quedado en Cabanaconde. Salimos a las 7am para evitar el calor y llegamos a la hora del almuerzo. En el hotel conocimos a Yolanda y David de España, dos españoles muy macanudos a quien luego encontramos en Cabanconde.


Con Yolanda y David

Esta zona está llena de terrazas de cultivo en las laderas de todas las montañas. Las construyeron los Incas y la mayoría se siguen utilizando hoy día. Como no se puede acceder con maquinaria agrícola todo el cultivo se hace a mano o con animales.

Terrazas del Cañón del Colca (click en la foto para ampliarla)


Al día siguiente dormimos en el pueblo de Yanque. Haciendo cuentas nos salía más barato ir a comer afuera que preparar la comida nosotros, el menú completo que consta de sopa, plato principal y te de coca, costaba 5 soles (un poco menos de 2 dólares). Fuimos a cenar a un restaurant y cuando nos estábamos yendo el dueño me dice: -Usted me debe-

Y yo pensé para mis adentros: -Otra vez quilombo, veníamos tan bien en Perú…-

Florentino (dueño del local): -Me debe tomarse un trago conmigo-

De una repisa bien alta bajó un pisco del cual me habló maravillas, nos clavamos un shot cada uno y acto seguido puso un CD de Gardel. Cuando vió que yo le cantaba todas las canciones, ya que soy fanático del Zorzal Criollo, se dio cuenta que la mano venía en serio. Cerró el restaurant y nos quedamos los tres adentro hasta altas horas tomando pisco y hablando de música, amores y otros temas trascendentales con la voz del Morocho del abasto de fondo. Una noche memorable.

Al otro día volvimos al restaurant y lo vimos a Florentino muy serio, con un ánimo opuesto al de la noche anterior. Se nos acerca y por lo bajo nos dice: -Es que me ha hecho mal el pisco. He estado todo el día a jugo de papaya. Mi mujer me ha regañado.- Miramos al mostrador y ahí estaba nomás, la mujer con cara de sargento. Le regalamos un CD de Gardel que le grabamos y con eso levantamos un poco su ánimo y un poquitito el de su mujer.

Yanque es un pueblo chico y muy tranquilo, como no tienen policía, la gente se organizó y tiene seguridad ciudadana que consiste en que se turnen cada noche los hombres del pueblo para patrullar el poblado, lo hacen a pie y no poseen armas, a cambio tienen una alarma que la accionan si pasa algo y sale toda la gente a la calle. Nos pareció espectacular así que dormimos más que tranquilos en la plaza del pueblo. Lo de tranquilos era hasta las 7 de la mañana cuando nos despertaba el altoparlante de la municipalidad con las noticias del pueblo que escuchábamos atentos metidos en la cama. Mejor que el twitter, todos se enteraban de lo que pasaba en el pueblo.

Seguimos camino para Nazca. La ruta va paralela a la costa del pacífico. De un lado se ve el mar y del otro interminables dunas que parecen un desierto. Muy linda.


En Nazca tomé uno de los aviones para ver las líneas. Pao ya lo había hecho en un viaje anterior así que fui yo solo. Fue la excusa perfecta porque unas semanas antes se había caído una avioneta con 4 ingleses y 2 tripulantes. Los gobiernos de países como Alemania, Inglaterra, Italia y otros advirtieron a sus ciudadanos que el seguro no los cubriría en caso de un accidente. Como del gobierno de Argentina ni noticias decidí hacer el vuelo. Si bien es muy corto y apenas estuve 10 minutos sobrevolando las figuras pude tomar proporción del tamaño y perfección de las mismas. Lo más loco es que están hechas sobre un suelo de arcilla y yeso. Las líneas son simplemente canaletas cavadas en las cuales sacaron las piedras. La inexistencia de la lluvia y un fenómeno que no llegué a entender hace que, increíblemente las líneas se mantuvieran intactas por más de 2000 años. Luego desde tierra no hay manera de verlas.


Líneas de Nazca - El Colibrí

En Paracas contratamos el tour en bote para ver las Islas Ballestas. Parece mentira pero a estas latitudes hay lobos marinos y pingüinos dado que el agua es muy fría por la presencia de una corriente proveniente de la Antártida.

Siestonga

En la Reserva Nacional de Paracas Blanquita se encontró con una prima lejana y nosotros conocimos a Jöelle y Klaus de Francia y Alemania respectivamente. Luego de charlar un rato nos invitaron a su camioneta a tomar la merienda. Dada la ocasión habilitamos el último paquete de alfajores Jorgito que nos quedaban y hablamos de viajes. Es que estos dos europeos no pararon de viajar desde jóvenes. Se conocieron en India y viajaron por Asia, Africa y muchos otros lugares. Tuvieron 2 hijos y cuando éstos fueron más grandes dejaron sus trabajos para seguir viajando. Klaus no hablaba nada de español y Jöelle poco pero su buena onda y lo apasionante de sus viajes hizo que nos juntáramos nuevamente para cenar. Su página: http://alfya.free.fr


Con Jöelle y Klaus

viernes, 8 de octubre de 2010

Bolivia

Manual del buen conductor santacruceño (*)

1)Bajo ninguna circunstancia deje de tocar bocina.

2)¿No sabe cuál es el freno? No importa. Solo se usa en ocasiones especiales.

3)Luces de giro: son esas lucecitas amarillas que en contados momentos se prenden. En general no se usan, quizá por ello no se entienda su significado. No pierda tiempo en ponerlas.

4)No está bien visto ceder el paso a otro automovilista ni a los peatones. ¿Qué son los peatones? Eso se verá en el curso avanzado.

5)Si necesita parar, ¡hágalo! Doble fila o donde usted quiera está bien.

6)Existe la creencia que si a un semáforo en rojo le empiezan a tocar bocina va a cambiar de color al verde más rápidamente. Si es un semáforo rebelde vaya adelantando su vehículo quizá así entre en razón, y si aún no cambia no pierda más tiempo y cruce nomás.

7)Si quiere ser taxista o chofer de bus siga al pie de la letra estas recomendaciones. De lo contrario le pueden sacar la licencia de conducir.

*Esto fue redactado bajo emoción violenta luego de que dos colectivos nos encerraran y por milímetros no nos chocaran.


Santa Cruz no se parece en nada a la Bolivia que conocíamos. Es una ciudad muy grande con shopping, supermercados, camionetas importadas último modelo y la misma gente también es diferente. Se autodenominan Cambas que son las personas nacidas en Santa Cruz, Pando y Beni en contraposición a los Collas que son las originarias de La Paz, Sucre, Oruro y Potosí; término que muchas veces utilizan de manera peyorativa.

El temita de los “peajes policiales” siguió pero ya estábamos cancheros y no lograron sacarnos plata.

En la mayoría de los pueblos tienen un problema con la basura que se la ve desparramada por todos lados. Dormimos en Cabezas y a la mañana Agu fue a tirar nuestra basura y al no encontrar tachos consultó con uno de los pobladores:

Agu: -Buenos días. En la plaza del pueblo no encontré tacho de basura, ¿Sabe donde hay uno?-

Señora: -No, aquí en el pueblo no hay.-

Agu: -¿Y dónde tiran ustedes su basura?-

Señora: -Cada uno lo quema en el fondo de su casa.-

Agu: -Ah...-

Señora: -Sino cuando salga del pueblo la tira en la ruta-

Unos kilómetros después encontramos un cesto de basura en una estación de servicio.

A unos kilómetros de Cochabamba está Villa Tunari que es turística y está en una zona selvática. A través de la encargada de turismo del pueblo, una francesa, llegamos a el hotel El Puente que estaba en el medio de la selva con acceso a unas pozas (pozones) en el río; no era la idea pagar una habitación (240 bolivianos) así que le propusimos poder usar las instalaciones del hotel (baño, pileta, etc.) pero dormir en la camioneta. No hubo problema y por 50 bolivianos usamos el hotel como camping. Nos gustó tanto que nos quedamos 4 días, nos despertábamos con el canto de los pájaros, con el calor y las picaduras de insectos de variada forma, tamaño y color. El mosquitero no aguantaba el embate de tantos.

Pozas de Tunari

Ahí conocimos a Diana y Mailí, a quienes les encantaba nuestra casa-auto y tocaban sorprendidas el pelo que tiene “el Agu” en los brazos y las piernas ya que en general los hombres de la zona son lampiños. Por la tarde nos acompañaban al río y jugábamos juntos. Renovados física y mentalmente seguimos para Cochabamba.

Con Diana y Mailí

A veces nos pasaba que no sabíamos en que día de la semana estábamos, lunes, martes se nos confundían, pero en la municipalidad de Villa Tunari encontramos el almanaque de Evo y ya ni siquiera sabemos en qué mes estamos!!

A ver si encontrás en qué mes vivís

Seguimos para Cochabamba y casualmente llegamos para el bicentenario de la ciudad. Eventos, desfiles y la presencia de “el Evo” fueron motivos suficientes para quedarnos unos días. Resulta que en los desfiles se presentan toda clase de instituciones, desde los militares, cooperativas de mineros, escuelas y asociaciones varias como la de Jubilados Rentistas de Cochabamba (¿?). Esto hace que duren más de 6 horas como mínimo así que en el medio comimos, dormimos siesta y volvimos a comer pero el que no podía zafar era Evo que saludaba a todos sentadito en el palco. La verdad es que era muy fácil llegar hasta él. Creemos que fue él mismo quien despidió a los guardaespaldas para que con un tiro de gracia alguien terminara con su sufrimiento pero no tuvo suerte y se bancó todo el desfile con mucha diplomacia.

El Evo Morales

La cantidad de puestos callejeros que ofrecían todo tipo de comidas era enorme. Nos hubiera encantado probar todo pero la falta de higiene nos detuvo. Especialmente después que vimos como batían a mano crema para unos postres con un batidor gigante y dentro de un tacho de pintura de 20 litros.

Cuando la ciudad volvió a su ritmo normal nos fuimos a Tarata, típico pueblo histórico: callecitas empedradas, casas antiguas y sobre todo la gente súper amable. Al segundo día ya todos nos conocían y nos saludaban como un vecino más.

Calle de Tarata

A unos kilómetros de ahí hay una cantera abandonada con unas vías para escalar que no podíamos desaprovechar y el a última hora cuando ya nos estábamos yendo conocíamos a Nuncio Rojas en una situación muy particular. Atardeciendo vemos un motociclista que pierde el control y sale volando, literalmente da dos vueltas en el aire y se estrella en la banquina (o lo que intenta ser una banquina). Vamos corriendo y lo encontramos tirado inconsciente con la moto sobre las piernas y el casco partido en tres pedazos y la cabeza sobre una piedra.

Cabeceando piedras

Ya ni me animaba a verle la cara pero como luego de unos 10-15 segundos empezó a respirar nos quedamos más tranquilos. Paré a un auto, le explique la situación y me dijeron que iban al pueblo a llamar a una ambulancia. Le sacamos la moto de encima pero no lo queríamos mover por las dudas que tuviera una lesión vertebral. Después de unos minutos se empezó a mover solo y se quiso levantar. A todo esto la moto perdía combustible así que la tiramos más lejos por miedo a que explotara. Se incorporó y vimos que tenía un corte en la cabeza y en la cara pero nada muy grave. Luego de recuperar su zapato que había salido volando con el accidente Nuncio todavía en estado de shock, se quería ir a su casa en la moto, no lo podíamos sujetar y fue a buscarla, con la pérdida de nafta y las luces prendidas era un peligro.

Moto explosiva. Vean el charquito de nafta abajo.

En ese punto tomamos una distancia prudencial y tratábamos de convencerlo que dejara la moto ahí, que lo importante era él. Pero no hacía caso. Nuncio no entendía lo que le había pasado pero nosotros sí, tenía un olor a alcohol que nos volteaba. Por suerte dentro de su borrachera tuvo un momento de lucidez para ponerse el casco sino la que se partía en tres era su cabeza. Obviamente la ambulancia nunca iba a venir y él no quería ir a un hospital porque tenía miedo que le hicieran una multa por conducir ebrio. Al final accedió que lo lleváramos a Cochabamba pero no a un hospital sino a su casa, en el camino se sinceró diciendo: -¡la pucha! pero venía bien. Estaba machadito pero al rompe muelles (lomo de burro) lo pasé bárbaro. Después me pasó esto-. Creemos que nunca se dio cuenta que ese día volvió a nacer.

En los pueblos chicos con la gente mayor a veces no nos entendíamos bien. Si bien el idioma oficial de Bolivia es el español entre ellos hablan quechua, aymará o guaraní según la zona y en las áreas rurales debido a la escaza o nula escolaridad que tuvo la gente mayor es lo único que hablan. Según el Ministerio de Educación en el 2004 la escolaridad de la población mayor de 19 años era de 7 años en áreas urbanas y 4 en áreas rurales lo que conlleva problemas mucho más graves que no poder entender el español.

Como al escuchar las radios no podíamos entender porque no hablaban en español a veces nos comprábamos el diario y nos llamaba la atención las noticias de linchamiento de personas como algo común. De ahí las advertencias escritas en paredes o los muñecos colgados de los postes de luz. Durante el 2009 ocurrieron 71 linchamientos con un saldo de por lo menos 15 muertos y en los primeros 5 meses del 2010 se registraron 36 casos en los que otras 15 personas fueron asesinadas. En general en estos casos como fueron todos no fue nadie, el asesinato queda impune y todo sigue como si nada hubiera pasado.

Ratero será quemado vivo


Rateros serán colgados

De Cochabamba nos fuimos para la Cordillera Real que queda a dos horas de La Paz, por un error de cálculo pasamos por El Alto (conurbano) a la hora pico, tipo 6 de la tarde, lo que reforzó nuestra idea de huir despavoridos hacia la montaña. Entrada la noche llegamos a Milluni un pueblo minero y la altura se empezó a sentir, teníamos que hacer todo leeento.

Cementerio de Milluni

Al otro día llegamos al refugio del Huayna Potosí a casi 4800 metros sobre el nivel del mar. Visitamos el Glaciar Viejo. Otra vez hielo, frío y viento helado. En contraste con los refugios de montaña que conocíamos de Argentina y Chile éste se parecía más a un hotel lleno de gringos. Con la puerta cerrada solo te dejaban entrar si consumías algo, por más que sobren colchones o mantas solo era uno por persona sino te cobraban el doble. ¡Como extrañamos el Otto Meiling y el Frey! Igual dormimos en la camioneta. Al otro día nos levantamos para escalar en roca pero mi cabeza sonaba como un bombo legüero. El segundo día a 4800m no me salía gratis y para colmo habíamos dormido inclinados con la cabeza para abajo. Conclusión tuvimos que bajar a Milluni (4550 m.s.n.m) y al otro día a la La Paz (3700 m.s.n.m).

Futbol a 4550m, para que la chupen los de la FIFA

La etapa Bolivia estaba llegando a su fin y la despedida no sería muy distinta de la bienvenida. Nos fuimos para la frontera con Chile y en el camino está el Parque Nacional Sajama. Los paisajes son realmente hermosos, casi llegando a la frontera nos cuentan que hay unas termas y geisers lindos para ver y así nos desviamos hacia el pueblo de Sajama.

Nevado de Sajama

El camino es apenas un huella entre los pastos, después de vadear un arroyo llegamos al pueblo con aspecto de fantasma, buscando información damos con lo que era una oficina en la entrada principal del pueblo. Parece que el camino que habíamos tomado nosotros era el de la puerta de atrás. Ahí nomás la encargada nos dice que la entrada al pueblo eran 30 bolivianos por persona, los cuales nosotros no disponíamos, de verdad porque como nos estábamos yendo no habíamos cambiado más plata. Le explicamos la situación pero no hubo caso teníamos que irnos. No podíamos pasar la noche ahí. Ya estaba anocheciendo y no era buena la opción de desandar el camino en la oscuridad, así que técnicamente abandonamos el pueblo. ¿Cómo es eso? La cuestión es que acá también había una soguita que la bajaban una vez pagada la entrada por lo que nosotros nos pusimos del otro lado de la soga y santo remedio. Dormimos en Sajama pero no dormimos en Sajama.

Del otro lado de la soguita

Al otro día llegamos a la frontera, Tambo Quemado, literalmente quemado, se estaban quemando hectáreas de Parque nacional pero no parecía importarle a nadie algo que fue una constante en toda Bolivia, todavía no entendemos la fascinación que tienen con el fuego y quemar todo lo que tengan a mano.

Tambo literalmente quemado

Para ver todas las fotos de la entrada hace click aquí.


Comentario de Agustín

Si bien las dos veces anteriores que habíamos estado en Bolivia nunca habíamos tenido problemas con la gente siempre nos manejamos dentro de los circuitos turísticos. Esta vez transitamos la ruta por donde pasan muy pocos extranjeros. La verdad es que también conocimos mucha gente buena. Recuerdo a Marcelo de la agencia de turismo aventura Andes Xtremo (www.andesxtremo.com) que nos informó con mucho gusto sobre todas las zonas de escalada en roca sin querer vendernos nada, se ofreció a acompañarnos gratis e incluso dejó a nuestra disposición su local para que pasáramos la noche dentro. De Bolivia nos fuimos con sentimientos encontrados. Siempre tuve en cuenta que transitábamos por unos de los países más pobres de América y que el hecho de que mucha gente casi no hablara español dificultó las cosas. La falta de solidaridad y respeto que en ocasiones sufrimos no fueron con nosotros por ser extranjeros o blancos. También las veíamos entre connacionales. No pude evitar plantearme la pregunta si la actitud de mucha gente es por el estado de sub-desarrollo del país o es al revés. Especialmente al cruzar a Chile donde son hiper respetuosos y ver lo bien que se vive allí. Perú es un caso similar. Cada año que vamos lo vemos mejor. Seguramente la respuesta no es tan sencilla, pero creo que si los habitantes de un país no tienen el sentimiento de unidad es difícil que éste progrese.

A la Argentina, un país colmado de riquezas naturales y humanas, lo veo peor año tras año y conjuntamente una falta de conciencia de que, en definitiva, estamos todos en el mismo bote. En fin... para pensar un ratito.